martes, 12 de abril de 2011


Su respirar solía resultar dificultoso cuando caminaba por aquí. Por ello es que solía parar en seco, cerrar los ojos fuerte y trasladarse a aquel país de la quinta galaxia para recoger su aire azul de olor a árboles. Aquel lugar, donde su mente depositaba su total existencia, resultaba un lugar inaccesible al humano de a pié.


¿Y por qué no? Sólo debía volver a la quinta galaxia de vez en cuando... mientras, podía disfrutar creyéndose un humano más. Como vivir entre nubes o dibujar con aire.

Pero era joven para retirarse.