miércoles, 26 de diciembre de 2012

Compañero a los pies de mi cama


Son sólo pedazos de hueso que recuerdan que alguien los vistió hace... ¿años? ¿siglos? Empolvan la mesa sobre la que los tumbas dejando pedazos de esencia de reyes o vagabundos. Te cuentan historias de viento y polvos helados que tienen de verdad lo mismo que mis sueños nocturnos. Bajo su techo de cartón se hacen llamar "Charles" (o "Charlie" para los afortunados allegados que pueden acariciar sus restos).

¿quién es "Charlie"? ¿qué hace aquí?

Nadie lo sabe. Al menos... es callado ¿no?






viernes, 21 de diciembre de 2012



—¿Y si de verdad se acaba? ¿Y si es el fin?—preguntó algo inquieto el dragón a la princesa.
—Bueno, en ese caso fue un placer pasarlo contigo.


jueves, 20 de diciembre de 2012

Acaso

Se le daba tan bien aconsejar como mal seguir sus propios consejos. Aun así siempre sonreía cuando le regañabas. Bueno, siempre no. De hecho, casi nunca. Pero eso da igual. Sonreía muchas veces. Y te hacía sonreír a ti. ¿Acaso no es eso lo importante?
Mientras el jazz mecía su cuerpo, tú la mirabas de lejos, como si fuera una estrella del cine que no pudieras tocar. Creías que estaba medio loca, y llevabas razón. ¿Acaso alguien no lo está?
Y cuando el piano sonaba, ella buscaba con quién bailar. Demasiado riesgo para ti o para cualquier otro. Todos distéis un paso atrás. Y la sonrisa triste fue su única pareja de baile. Pero sonreía. ¿Acaso había algo más bello?
Los luceros fueron lloviéndole sobre el pelo y los hombros, el frío fue rodeando suavemente su cintura y el tiempo se tomó un descanso para contemplarla. Mientras tocara la orquesta la veríais danzar, descalza, con sus rojos zapatos de tacón en una mano y una súplica de compañía en la otra. Pero bailaba y era hermosa. ¿Acaso importaba que estuviera sola?
Cómo iba a llorar si una jovial melancolía perfumaba su aliento. Y de repente, una absurda alegría comenzó a colarse como sin querer en tu corazón de hielo y sin saber ni querer saber por qué, todo era un poco menos malo y quizá el mundo acabara al amanecer.
Y la improbable esperanza de un fin te hizo bailar con ella, por lo que pudiera pasar.
Así que los tacones rojos rodaron por el suelo rodeados de dos pares de pies que habían perdido durante un delicioso momento el control.
¿Acaso importó por qué?

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lo que viene


Los dolores que generas en mi espalda, en mi cuello que llenas de contracturas, en los callos de mis pies, en las muescas de mis manos, en las arrugas que me dibujan desde los ojos hacia lo lejos, pretenden contarme historias que comiencen porque estoy aquí de pie, frente a ti, mirándote en lo profundo, en lo oscuro, en lo desconocido. Que te tengo para vivirte y estremecerte y sentirte. Te tocaré la espalda cuando te hayas girado a mirarme entre la comisura de mis labios adelantados a tu cuerpo prepotente. Que estoy aquí para vivirte a ti, reloj que dejas contar mil segundos del derecho y del revés, en positivo y negativo. Cuentas para descontarme. Que no puedes esperar el ilusorio soplo de viento que te empuje helándote la nuca, que te adelante los pies a taconazos, marioneta estúpida. ¿Quién te incitó a poner pies en polvorosa con mirada maligna y encías sangrantes?

Ven a buscarme en tu espalda, que yo ya estaré haciendo caminar mis pasos sobre esas nubes, varios metros por delante.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Mucho tiempo

Ya va haciendo mucho tiempo de casi todo.
Muchos años de aquella risa,
muchas lunas de aquel adiós.
Muchos, muchísimos días sin ti.
Y la niebla va envolviendo los recuerdos que creíste poder pintar al detalle en un lienzo inmortal.
Ahora el polvo ya emborrona los perfiles
y la silueta, cuidadosamente recortada contra un fondo blanco, ya no es más que una mancha gris en la pared.
Retales de verdad que se abrazan con jirones de mentiras que se mezclan con pedazos de espejismo.
Eso es todo lo que fue, todo lo que queda, lo que tienes.
Y un baúl vacío que juraste llenar de historias y que te acusa sombrío de no tener palabra de honor.
No hace falta que prometas, que asegures, que supliques una tregua;
los oídos ya dejaron de oír y sólo el frío y sordo silencio consigue susurrar en la oscuridad
y ya los ojos ciegos se cerraron sin mirar.

Aun así, sigues en pie.

Con suerte, por mucho tiempo más.

viernes, 26 de octubre de 2012

Eso


Qué frío en el bosque pelado de hojas y cubierto de ojos oscuros y lejanos. Las risas que no rebotaban en ninguna pared, en ninguna pared de metal y ahora, ladrillos de corcho. ¿Y qué se supone que viene ahora? ¿que despegue la piel de su cuerpo y deje al mundo ver lo débil de sus músculos y el hielo de sus huesos? ¿qué viene? ¿y quiénes se van? Ya volverán. U otros vendrán.

Con mantas y calcetines como calefacción central y no más. Con cosquilleos en mi abdomen cubierto y con sonidos que suenen a sonrisa y no más.Y respirar. Nada más.


viernes, 19 de octubre de 2012

el último adiós

Sería el último adiós, lo juró, y cuando una triste sonrisa rozó su cara, se fue y no volvió.
Dibujé entre las hojas los días que rodaron desde entonces, inventé una canción que compartí sólo con el viento y esperé que sus pasos le perdieran hasta volver a sentarlo junto a mí, pero lo había jurado, y no habría más caricias después de la apenada brisa que nos despidió.
Creí que el último adiós significaba Siempre Conmigo, pero entonces sonrió, con esa sonrisa suya que abrazaba toda la melancolía del mundo y te hacía querer llorar hasta morir y se marchó, la última vez.
Y mientras, las nubes vinieron, bailaron, se fueron y volvieron a venir; y el viento cantó a coro mi canción mientras se escondía revoltoso entre mi pelo; y el día y la noche jugaron a perseguirse eternamente, sin llegar a pillarse jamás.
Lo juró.
Y los árboles siguieron de pie a mi alrededor, llorando sus hojas doradas sobre mi cabeza, susurrando recuerdos tintados en sepia.
El último.
Y sus pasos siguieron en línea recta el camino más corto entre Aquí e Infinitamente Lejos.

Adiós.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Los ladridos


El cuerpo pintado vomitando neuronas, sacando sus sesos y pegándolos en la pared; esparcidos éstos en una pared infinita, intenta el cuerpo sin lograrlo, con aguja de plastilina e hilo de carbón, coser y formar el tejido de su propio pensamiento. Si coge aguja e hilo para coser el tejido de otro pensamiento agónico de vida, muerto en vitalidad, repleto de frustración, de desprecio no puede más que escapar, correr su propio cuerpo pintado en cualquier dirección, hasta que se convierte en un borrón amorfo. El corazón sobre la garganta le rebosa y zapatea a ritmo militar. La mano en su pecho se posa para intentar mediante magia, ilusión o súplica que sus costillas se separen y se expandan sus pulmones. El cuerpo pintado con carbón y volumen de plastilina que hace desaparecer su forma sobre la pared, convirtiéndose en una mancha que se recompone de lágrimas de angustia hasta armarse de nuevo con hilo y aguja y los enredos del seso.



sábado, 8 de septiembre de 2012


Dibujé la habitación con humo y espinas.
Son tus manos las que tirarán de mi, me tirarán de aquí, me sacarán, me levantarán.


http://www.youtube.com/watch?v=7bwzfvXhTwk




Abre mi ven-ta-na.

lunes, 27 de agosto de 2012



Nunca encontré un motivo para sonreír hasta que te conocí.

La noche se nos caía encima como un baño de agua caliente en unos piés helados y varios granos de azúcar habían quedado desperdigados sobre la madera de una mesa que contaba historias a miles. Tus piernas abiertas y tus pies juntos, tu cuerpo sentado en la silla que ni vi, inclinado hacia delante buscando contar pocos centímetros entre tu cuerpo y el mio es la imagen que guardo de aquella noche que caía. Tu camisa blanca arremangada, tu barba de un par de días y tu pelo despeinado, más que una imagen es un cuadro pintado con los pinceles de mis dedos... Los ojos que buscaba y encontraba y perdía para volver a buscarlos y encontrarlos fue el juego de tantos segundos que corrieron los relojes aquella noche que nos bañaba. ¿Qué más había tras la mesa de madera que tus labios hablando y el lunar de tu boca bailando?

     - creo que sonríes demasiado poco

Tus ojos me encontraron, tus labios se callaron, tu lunar amaneció.

     - ¿demasiado poco? la sonrisa es un diamante exclusivo de la persona, es un sentimiento, es un pedazo íntimo, es...

     - deberías sonreír siempre

     - dudo mucho que haya motivos para sonreír siempre ¿por qué debería sonreír si no quiero? ¿por qué si realmente no me apetece? ¿no sería hipócrita? ¿por qué sonreír sin más?

     - porque si sonríes tú, sonrío yo


Sonreíste.




sábado, 25 de agosto de 2012



"No quiero empezarte a querer", le susurró el lobo a Caperucita. "Seguro que me romperías el corazón".

domingo, 12 de agosto de 2012

tontería

Qué tontería. Que me mires y te mire y nos riamos los dos, aunque el mundo se esté cayendo a pedazos a nuestro alrededor. Que cien soles alumbren nuestro horizonte infinito, borracho de luceros y melodías, mientras la oscuridad estremece con su abrazo otros sueños.
Y que sea perfecto, y absurdo. Y, posiblemente irreal.
Pero mágico y hermoso, supongo.

Vaya tontería.

Que tu estés aquí, allí, a dos pestañeos de tocarme y a tres de desaparecer. Que lo inmenso sea pequeño y que el viento sólo susurre olas de calor. Y un aullido lejano nos recuerde que el frío sigue ahí fuera, entonando su canto de sirena, para hacernos naufragar.

Venid. Venid.

Y preferir arrebujarnos en la cama, bajo mantas de risa y primavera, acunados en tus brazos y en los míos, para decir no, no iremos.

Y reír, reír, reír. Simplemente porque sí.

Qué tontería.


martes, 24 de julio de 2012

Su butaca de primera fila


Se compró la butaca en primera fila para no perderse ni uno solo de los instantes en los que el viento traería el aroma a jazmín en las tardes de verano. Ni creas que con ella se le escaparía ni una sola de las sonrisas que tenía que soltar a los mosquitos que venían a picarle los tobillos, ni creas tampoco que ellos levantarían de su asiento ese cuerpo monótono. Su butaca de primera fila le ayudaba a escribir historias que nunca ocurrían para escucharlas por las noches, en voz en off, siempre sentada en su butaca de primera fila. Historias para ser escritas, escuchadas y desechadas en menos de lo que tardaba en sonreír a sus mosquitos. Escribir para, finalmente, acabar mirando y mirando la vida pasar de personas que conocía y de otras que no conocía tanto. Era tan bonita y cómoda su butaca. Cuando le apetecía pulsaba un botón y ya nadie veía sus piernas descosidas ni sus dientes desconchados ni los destellos de luna que procuraban consolar un rostro humedecido. Su butaca de primera fila, ¿era tan buena como creía? la verdad es que odiaba el color burdeos típico que la cubría y la hacía tan hermosa y odiaba también la madera desgastada de los brazos que no la abrazaban. Odiaba que no la dejara caminar un rato corto entre las agallas y el miedo, entre el oxígeno de un aire de olores poco conocidos o probar la fruta dulce de sus ensueños, pero todo eso la butaca no lo sabía.

Su mente enredadera ni era tonta ni se lo hacía, una butaquilla burdeos que atrapa los corazones congelados que se dejan atrapar, no le impedía alcanzar sus ilusorios objetivos. Pues bien había aprendido, cuando aun ni alcanzaba su razón la realidad de las cosas, que para saborear la fruta debía empezar por plantar una semilla en tierra fértil, cantarle canciones de lluvia a las nubes y dejar de vez en cuando que sea el sol el que cree los destellos en su rostro humedecido.



martes, 3 de julio de 2012

euforia

¿En qué cajón guardaste la euforia, aquélla que juraste no dejar escapar?
Era tuya, nadie te la podía quitar y, sin embargo, la escondiste y la dejaste de buscar.

A pesar de que gritaste Eternidad con cada hueso de tu alma.
Se fue.

¿Y qué te queda después?

No lo sé.


No lo sabes. No.
Porque la euforia te ciega, te cubre de besos y te baña en chocolate. Te enamora, te hace perder la cabeza, te susurra al oído que nunca te abandonará... Te hace prometerle fidelidad hasta el Fin y te nubla los ojos con rubíes y rosas, para que no puedas ver más allá, el paso siguiente. La caída.
Te juró su amor.

Pero tú la abandonaste, la dejaste ir o la encerraste debajo de toneladas de frío y seco pragmatismo.
La traicionaste... ¿Por qué?

No lo sé.


No. No lo sabes. Y además te da igual.
Porque se fue hace mucho y ya sólo es un recuerdo, una canción en el viento, polvo entre los dedos.
Porque la dejaste ir, aunque te hizo volar.
Un sueño prometedor que se evaporó en el asfalto.

No lo sé...


No. Claro que no



Ésta es para Carmen, que dice que hace mucho que no escribimos :)

martes, 29 de mayo de 2012

hombre melocotón


Todavía recuerdo el día que descubrí el sol reflajado en el mar y el miedo de mis instintos se esfumó de un horizonte ovalado. El día en que te descubrí melocotones entre los labios... entre tus labios, caballero de la corte. Aun me acuerdo de las olas que como lechuzas blancas se acercaban a olernos los pies de seda fina y se iban a tus labios rápido, a comer melocotón. Que sí, que me acuerdo de las mil risas que sonaron entre las luces de un pueblo en tirantes, al anochecer, con leve brisa de olor azucarado, ¿te acuerdas tú?, a mí no se me olvidan los momentos en los que nos tumbábamos a buscar sonidos de hierba fresca y comíamos melocotones mientras gatos verdes venían a buscar el cobijo de nuestros abrazos. Recuerdo el calor del teléfono sonando y el torbellino de tripas que provocaban las cosquillas que me hacían las nubes al bajar desde tus ojos hasta mi cuello.

Aun lo recuerdo, aun recuerdo cómo recoger melocotones cuando el calor aprieta.


sábado, 12 de mayo de 2012

lejos, aquí

No. Por imposible que te pueda parecer, no eres la persona que conoce cada secreto, cada pliegue, cada sombra.
Soy yo.
Y todo lo cerca que estemos no es más que una inmensidad irreconciliable, una zancada gigantesca, aunque sea la más pequeña que existe. Aunque sea lo más cerca que alguien pueda estar.

Menos que el filo de una navaja muy fina y muy afilada.
Menos que un hola que antes de terminar fue adiós.

Breve, como tu sonrisa, y eterno, como mi estupidez. Hermoso, como las dos.
Lo más parecido a una canción silbada por el viento entre los dedos.

Pero cada rincón, cada guiño y cada mueca son un abismo que se abre bajo tus pies antes de que puedas siquiera gritar mi nombre. Y las blancas nubes que te acunen en tu sorpresa sólo suavizarán la caída a la realidad.

Y yo estaré lejos de ti. Muy arriba, muy abajo. A sólo un paso.

Aún así, no dejes que la lluvia recorra el marfil de tus mejillas. No me mires y me implores, no desgastes tu firmeza arañando inútilmente a un aire vacío en la infinidad. No dejes caer las murallas ante un enemigo desarmado.
Y no me hagas llorar.

Porque, créeme, no existe otro modo.

Tan sólo tú, aquí, lejos de mí.

Tan sólo tú...
que en realidad soy yo.

domingo, 6 de mayo de 2012


Que ocurre como ocurre y no de otra manera. Que te lo pinte y no puedo. Léemelo entre lo profundo de lo que bombea porque si lo busco ni lo encuentro. Te pega un golpe en la frente, de repente, ascienden o descienden las corrientes por mi pecho y sin resuello, bajas y subes una mirada, lento. Se alargan desde el horizonte teñido de arcoiris unos brazos, fuertes y débiles que te acojen para hacer volar tu pelo, para hacer encoger tu cuerpo, para hacer despertar tus sentidos. Se aceleran los tambores buscando anhelante lo que quiera que flote en el aire o no aire o espuma. Se te entrecorta la respiración, cierras tus ojos para agarrar las palabras, abres tu libro de sueños para dibujarte entre neuronas una sensación indescriptible.

Poco es o todos es.
Es como fuego, como gritar, como relámpagos que engañan a la oscuridad, como correr a ningún lugar, es una cascada que cae, cae. Y queda en un suelo petrificada.


Las lágrimas de tu historia, las sonrisas de tu imaginación, los deseos incumplidos.
Y miras atrás. La ves en un suelo petrificada para no cambiarla por viento. Para no cambiarla por nada.

lunes, 30 de abril de 2012

invierno

Finalmente, el sol se pondrá a tus pies y un baño de oro y cobre irá lamiendo tu piel con dulzura mientras las nubes que tanto temor te daban se convierten en el espectáculo más maravilloso que hubieses soñado jamás. Y cuando una seda de colores vaya cubriendo el cielo y cosiéndole diamantes con despuntes de infinito, vendrán a ti las quimeras a presentar sus respetos, a susurrarte al oído y a escuchar tus secretos.
Así te encontrará la noche, dormida en su lecho de flores y anhelos con los que tejer trenzas alrededor de un futuro sombrío e incierto. Así, arropada por los duendes invisibles que velan tus desvelos, vendrá a buscarte el mañana, lleno de miel y misterio.
Y así, niña de los bosques de sueños, podrás mirar hacia arriba con tus ojos azules de cielo y ver que el miedo fue solo un rumor que pasó descalzo a tu lado sin hacer demasiado ruido. Que te dibujó una sonrisa cuando rozó sin querer tu cuello.
Y que solo fue un fantasma que no llegó a convertirse en invierno.

miércoles, 25 de abril de 2012

suena bien

El infierno, suena a buen plan. No importa qué autopista decida tomar para llegar. Al final del viaje, solo un destino. Aullidos estremecedores estrangulando oídos atormentados, sollozos como agujas que se deslizan en la tiniebla. Eternidad, entre llamas y lamentos, pero eternidad, en definitiva.
Al fin y al cabo no puede ser tan malo, después de todo lo que fue aquí. No puede ser peor que tú; que tenerte, que perderte... Que volverte a tener una vez más. Sí, la Condenación Eterna podría ser un respiro.
La primavera.
Porque ninguna de las historias que pudieran contar los demás entre el humo y las llamaradas harían llorar al Diablo, pero tú... Tú fuiste una buena historia. La mejor.
Mi sentencia.
Tú.
Y si alguna vez subiese esa escalera que lleva al cielo, para volver a contemplar tu rostro de ángel perverso y despiadado, podría sonreír con una punzada de ironía y volver a los fuegos perpetuos sabiendo que estoy en el lugar adecuado. Podría mirar al Maligno a la cara y llamarle principiante. Él nunca consiguió enviar a nadie a tormento inmortal con una sonrisa.
Pero tú...

fuiste la mejor.



(Premio para el que descubra las tres canciones)

sábado, 14 de abril de 2012



De vez en cuando se acordaba.
Ojos redondos clavados en horizontal, apretado puño alrededor de un almohadón, dientes en duelo, músculos encogidos.



Lo recordaba cuando lo oía latir en el fondo de una caja bajo libretas de garabatos, trompeta desafinada y zapatos de tacón desgastado.
Se acordaba, de vez en cuando.




domingo, 8 de abril de 2012

quizá

Se había cosido la boca con puntadas de silencio para seguir guardando en una caja aquello que no se atrevió a susurrar. Entre el Olvido y la Ignorancia nunca tuvo claro cuál llevaba el premio, así que se limitó a ignorar lo que ya pasó y a olvidar que después vendría un mañana que haría de hoy un ayer lejano, borroso e ignorado.

O no.

Quizá las cadenas oxidadas de los alientos perdidos pesaban demasiado para seguir respirando. Quizá los sueños deshechos eran los que no permitían dormir a los sueños vírgenes, níveos, sin corromper.
Tanto Mal anclado al suelo, tanto Bien escurridizo y etéreo...
Unos pasos de puntillas en la arena, acosados por unas olas ladronas que les van robando la memoria.
Y el viento...
El viento siempre fue cómplice del abandono y el descuido, y de la hermosa y triste Soledad, que se ponía su vestido blanco para bailar por las noches al son de los truenos colmados de suspiros.
Se obligó a cerrar los ojos con un velo de recuerdos de oro e inspiró... Fuerte, despacio, en calma...
Cuando los abrió, un arco iris se enredaba en el cielo y las hojas de los días solo presagiaban un invierno más.

Quizá esta vez no haría demasiado frío.

miércoles, 14 de marzo de 2012

C'est la vie

Sonreí. Me la habías vuelto a jugar.
Una vez más.
Bah, como si me importara, como si me importaras. Como si me llegara a importar yo misma. Le regalé una sonrisa resignada al sol, que me acariciaba la mejilla un poco triste: "Pobre niña boba", debía pensar. Le susurré que no se preocupara, que era lo de siempre. Que los arañazos ya no escuecen cuando no queda piel nueva que arañar. Le pedí que siguiera cantándome su canción de rayos tibios besando mi pelo.
Sí, un poco boba sí. Pero ya daba igual. Tus trampas resbalaban sobre mi cuerpo como una lluvia inoportuna, molesta, pero que se acaba secando. ¿Qué cabía esperar? No iba a llorar cada vez. La pobre tonta también se llegaba a cansar, después de todo. Y hasta soltó una carcajada sincera, que asustó un poco al viento que la despeinaba.
Mientras una nube blanca pasaba correteando con prisa por encima de mi cabeza, hice un brindis amargo y suave y cruel con una copa llena de verdad y tragedia, de sonrisas y lágrimas, dedicada a cualquier chiflado que osara mirar. A tu salud, dulce locura.
Sonreí, bajo los mimos del sol, encogiéndome de hombros y cantando c'est la vie!
Y miré el atardecer consciente de que me la habías vuelto a jugar.

lunes, 12 de marzo de 2012

el espejo


Asomé sólo medio de uno de mis ojos en plata para que no me doliera ver lo que no quería ni mirar. Asomé medio ojo. Te vi, chica de cabellos castaños detrás del espejo una vez más. Ni mi reflejo, ni mi cara, ni mis manos sino tú. Chica de cabellos dorados estabas, como una de tantas veces, tras el espejo que nos separa desde años atrás, con la mirada más perdida e inquietante que jamás vaya a existir. Chica de cabellos carbón que atraviesas con tus ojos (si es que pudiera llamar ojos a aquéllos que así lo parecen pero ni miran, ni observan, ni contemplan) mi figura delante del espejo. Siempre me encuentro (¿me hallas?) delante del espejo. Aparece de la parte inferior de tu imagen, tu mano, que asciende alcanzando tu cabeza y arrascan tu frente tus uñas mientras alzas mínimamente las cejas. Como si esa expresión banal fueses capaz de realizar. Tus ojos, ni se mueven. Los pegaste bien pegados al infinito.


Asomé medio ojo. Medio. Porque me daba miedo que al minuto de observar lo que no existe, unos labios de nubes oscuras se me acercaran al oído a contarme tus secretos... ¿qué secretos son esos? que ni tus ojos otoñales, ni tus labios calientes, ni tus mejillas rosadas o que ni siquiera tus gafas de pasta azul podían rozarse en un universo real. Pero allí me mantuve chica solitaria. Moví mi mano con un movimiento persistente delante de tus ojos por si, casualidades de la vida, simplemente habías escapado un rato pequeño de ésta que tan solo realidad parece, pero no lo es ni para mí.

Asomé la mitad de mi ojo para no poder ni plantearme que yo mismo te había dibujado en el espejo con colores producto de cortocircuitos de mi sentido común.




(¿siguen siendo ojos tus ojos? Será que, como los mios, son poco comunes tus sentidos...)

Me mantuve allí chica inventada, delante del espejo. Hasta te sonreí de vez en cuando.














"Siempre fuiste un espejo terrible, una espantosa máquina de repeticiones, y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos..."
                                                                                                               Rayuela, Julio Cortázar

viernes, 24 de febrero de 2012

segundos


-Buenos días, acabo de despertar entre sueños de hielo picado y... días soleados.


Segundos de palabras voladas de decir y no decir mientras observo esos labios tuyos que ondean y sonríen y ondean como el mar para sonreír una vez más. Son esos segundos que araño al tiempo y que intento atrapar, agarrar con fuerza pero se me resbalan, se me caen de las manos. Se deslizan como el agua resbala entre unos dedos que tan solo quedan mojados. Es apenas una realidad... es mi realidad. Cuando nos callamos y miro al suelo y me tiemblan las rodillas, me sujeto con fuerza a la barandilla, me sostengo entre tus olores, casi me caigo en tu silencio. Y logro alzar mi mirada, construyo unos ojos que te atrapen y los levanto como si de plomo colgado de hilo se tratara. Lento, lento, lento. ¿Me agarro a este segundo si me encuentro sostenida entre los tuyos? Me agarro porque huyen, se van, se pierden, se me escapan.


-Buenas noches, me voy a acostar ya, entre el frío y el calor.

Entre... el frío y el calor.

sábado, 11 de febrero de 2012

esperé

Lo descubrí demasiado tarde
y ya no pude preguntar.
Entonces te fuiste
y miles de respuestas se quedaron sin ser pedidas
mientras una canción de Pink Floyd se dispersaba en el aire.
Cuando te marchaste, me senté en una piedra al sol a esperar que volvieras,
aunque sabía que no ibas a volver
y sabía que no debía desearlo, porque no iba a ocurrir jamás.
Entretanto, delante de mí los amaneceres fueron sucediendo a las puestas de sol, y las noches, con luna o sin ella, reemplazaron al día, con sol o sin él y yo me limité a contemplarlos, porque era lo único que podía hacer.
Quise adivinar las soluciones, pero antes había olvidado poner los signos de interrogación.
Así que me quedé en mi roca, esperando lo que no sería y recordando lo que llegó a ser y lo que pudo haber sido, jugueteando con las horas y tarareando una hermosa canción.

...wish you were here

Y esperaré.

lunes, 30 de enero de 2012

Que suene a bipolar

¿Y qué es esto? ¿Qué es?

Es un camino para llegar a algún sitio. A ninguno.
O es la agonía de un final. Un principio.




Ando a peleas con el mundo.
Ando a peleas con el espejo, con mis manos, ando a peleas con mi cuarto.
Ando a peleas contigo y luego me culpo de todo lo malo.
Ando a peleas.


"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo."


Déjate.





Y túmbate al sol cuando todo acabe.
Sonríe.


Y ya si quieres, llora después.

lunes, 9 de enero de 2012

el viento y las olas y el mar...

Sólo quiso dejar de nadar hasta que su cuerpo se hundiera en la arena y sus cabellos lisos de bronce se ondularan suavemente flotando sobre su cabeza.
Sólo quiso descansar, en el fondo, rodeada de corales, y que los peces y las algas y las conchas le tejiesen un manto precioso para cubrirla cuando hiciera frío.
Pero nadie la comprendió,
así que todos lloraron
y culparon al mar y a las olas y al viento.
Nadie reparó en su sonrisa, calmada, divina, en paz al sentir las corrientes jugar entre sus dedos.
No se fijaron en las perlas que se habían enredado en su pelo para coronarla como la princesa que no fue y anunciar a todas las criaturas de las profundidades que había bajado un ángel desde la tierra.
Por eso culparon al viento, a las olas, al mar...
Pero nadie observó que sus manos, azuladas como la blanca espuma, reposaban entrelazadas con dulzura sobre su pecho de nenúfar, como quien espera pacientemente algo.
Un final.
No culpéis al mar, hubiera querido decirles. Él me amó cuando el mundo quiso envolverme en la bruma.
No culpéis a las olas, pues me acariciaron mientras otros llegaron a olvidar cómo se hacía.
No culpéis al viento...

Él os traerá ecos de mí.

jueves, 5 de enero de 2012

Mujer

Eres tú.

La mujer que recoge lo que nunca quise esconder de mí mismo, una mujer que mira a mi frente cuando el sol le da de lleno
y mira entre sombras
y entre el frío
y entre los escondites de mis dedos.
Mujer de tiernos labios, muslos de belleza innata, nuca que desgarra mis tripas, que enciende el fuego en la punta de mis dedos y mujer de lazos de seda que acariciarían mi cara si me miraras.

Soy yo.

El hombre sin recursos para llamarte a gritos desesperados en mitad de la noche. Hombre que no quiere más que contemplar el paso de tus pies caminar sobre el asfalto
y los ojos que atraparon
y me robaron
y se llevaron mi vida entera.


Es él, el que recogería en cajas doradas las lágrimas de tristeza que resbalaran por tu rostro como zafiros y rubíes. Es él, el que te besaría al caer del aire cuando te convirtieses en pluma y bajaras despreocupada de entre las ramas de los árboles. El que te soplaría para que notaras cosquilleos, muy suave, para que no te escaparas otra vez a los árboles. Haría bailar sus manos para convertirse en el viento y mover tu pelo y admirarlo y olerlo pero nunca tocarlo. Él, que moriría mil veces para volver a nacer si tu estuvieras en su mundo. El hombre que plantaría flores en todas las calles para poder verlas reflejadas en tu cuello de pétalos. Él.

Y me visto con corbata de seda y traje planchado para mirarte escondido entre rendijas finas de metal.
Y me peino con raya y lustro mis zapatos para soplarte en el ombligo y que sonrías a las nubes.
Y me afeito escrupuloso, y me perfumo por la mañana para acariciarte en mi fantasía.


Es bella, es... ella.