En la sala oscura y repleta, repleta de humo. Con esa música fuerte que no para de sonar.
Unos ojos caprichosos (admítelo, son muy caprichosos esos ojos tuyos) que parece que me observan (¿como con temor?) desde el fondo. Pero pegada a la pared hallo tu espalda y tus manos escondidas en un bolsillo o tras un vaso de plástico.
Pero miras.
Aunque ayer no lo hicieras.
Escuchando la música más extraña del mundo en aquel lugar reducido de oxígeno, (alguien dijo que no existía realmente, que todo me lo iba inventando yo sobre la marcha, el suelo, las paredes...) quiero bailar para que puedas ver mis pies moviéndose rápido y luego lento y luego rápido otra vez. Para que no te despistes. Para que veas donde estoy.
Aquí, riéndome sin parar y vigilando la pared y tu bolsillo con mi ojo izquierdo, solo con el izquierdo, porque así puedo usar el derecho para no chocarme con tanta gente que hay entre tu y yo. Y porque si te mirara con los dos creo que alcanzaría la pared en menos de tres pasos.
Y tras largo rato de bailar y reír y bailar y sonreírte ya te fuiste, con la mano en tu bolsillo y los ojos en la nuca. Te marchaste sin mover la mano lentamente de un lado a otro como sí que hice yo. Mañana nos vemos.
Aunque mañana ya no me quieras mirar.
en serio, deja de mirar a arthur por la ventana
ResponderEliminarjajajajajajaja
porque si te mirara con los dos creo que alcanzaría la pared en menos de tres pasos
me encanta