-Buenos días, acabo de despertar entre sueños de hielo picado y... días soleados.
Segundos de palabras voladas de decir y no decir mientras observo esos labios tuyos que ondean y sonríen y ondean como el mar para sonreír una vez más. Son esos segundos que araño al tiempo y que intento atrapar, agarrar con fuerza pero se me resbalan, se me caen de las manos. Se deslizan como el agua resbala entre unos dedos que tan solo quedan mojados. Es apenas una realidad... es mi realidad. Cuando nos callamos y miro al suelo y me tiemblan las rodillas, me sujeto con fuerza a la barandilla, me sostengo entre tus olores, casi me caigo en tu silencio. Y logro alzar mi mirada, construyo unos ojos que te atrapen y los levanto como si de plomo colgado de hilo se tratara. Lento, lento, lento. ¿Me agarro a este segundo si me encuentro sostenida entre los tuyos? Me agarro porque huyen, se van, se pierden, se me escapan.
-Buenas noches, me voy a acostar ya, entre el frío y el calor.
Entre... el frío y el calor.
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