martes, 3 de julio de 2012

euforia

¿En qué cajón guardaste la euforia, aquélla que juraste no dejar escapar?
Era tuya, nadie te la podía quitar y, sin embargo, la escondiste y la dejaste de buscar.

A pesar de que gritaste Eternidad con cada hueso de tu alma.
Se fue.

¿Y qué te queda después?

No lo sé.


No lo sabes. No.
Porque la euforia te ciega, te cubre de besos y te baña en chocolate. Te enamora, te hace perder la cabeza, te susurra al oído que nunca te abandonará... Te hace prometerle fidelidad hasta el Fin y te nubla los ojos con rubíes y rosas, para que no puedas ver más allá, el paso siguiente. La caída.
Te juró su amor.

Pero tú la abandonaste, la dejaste ir o la encerraste debajo de toneladas de frío y seco pragmatismo.
La traicionaste... ¿Por qué?

No lo sé.


No. No lo sabes. Y además te da igual.
Porque se fue hace mucho y ya sólo es un recuerdo, una canción en el viento, polvo entre los dedos.
Porque la dejaste ir, aunque te hizo volar.
Un sueño prometedor que se evaporó en el asfalto.

No lo sé...


No. Claro que no



Ésta es para Carmen, que dice que hace mucho que no escribimos :)

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