viernes, 19 de octubre de 2012

el último adiós

Sería el último adiós, lo juró, y cuando una triste sonrisa rozó su cara, se fue y no volvió.
Dibujé entre las hojas los días que rodaron desde entonces, inventé una canción que compartí sólo con el viento y esperé que sus pasos le perdieran hasta volver a sentarlo junto a mí, pero lo había jurado, y no habría más caricias después de la apenada brisa que nos despidió.
Creí que el último adiós significaba Siempre Conmigo, pero entonces sonrió, con esa sonrisa suya que abrazaba toda la melancolía del mundo y te hacía querer llorar hasta morir y se marchó, la última vez.
Y mientras, las nubes vinieron, bailaron, se fueron y volvieron a venir; y el viento cantó a coro mi canción mientras se escondía revoltoso entre mi pelo; y el día y la noche jugaron a perseguirse eternamente, sin llegar a pillarse jamás.
Lo juró.
Y los árboles siguieron de pie a mi alrededor, llorando sus hojas doradas sobre mi cabeza, susurrando recuerdos tintados en sepia.
El último.
Y sus pasos siguieron en línea recta el camino más corto entre Aquí e Infinitamente Lejos.

Adiós.

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