martes, 5 de marzo de 2013

devenir


Es el momento que llega y no ves venir, ese instante que, de puntillas, te asomas a ese vacío negro y oscuro. Te agarran esas cuerdas al mismísimo cielo, al oxígeno de flores, al mundo ese que pensabas que para ti no era. ¿Y qué es lo que toca ahora? Te toca con su mano en el hombro para tranquilizarte, para que te gires y sonreírte con frescura y soplarte un poco entre esos labios sonrosados, entreabiertos.

Es definitivamente lo mejor en ciertas ocasiones, dejar descansar tus neuronas, cantarles algo fino y dejarlas dormir para que no estorben el ritmo sosegado de tu abdomen inflado y desinflado. Deslizar mis dedos entre los recuerdos, noche tras noche sabiendo que las ensoñaciones reviven entre cuatro paredes cualquiera.

Y el secreto no es ninguno, es una casualidad extraña que se te antoja caprichosa, es lo que viene o lo que toca como si no pudiera venir o tocar otra cosa. Que te rindas a la música que te trae el aire y las nubes, que te rindas a sus caricias, que te rindas y lo demás es lo que viene o lo que toca.


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