miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lo que viene


Los dolores que generas en mi espalda, en mi cuello que llenas de contracturas, en los callos de mis pies, en las muescas de mis manos, en las arrugas que me dibujan desde los ojos hacia lo lejos, pretenden contarme historias que comiencen porque estoy aquí de pie, frente a ti, mirándote en lo profundo, en lo oscuro, en lo desconocido. Que te tengo para vivirte y estremecerte y sentirte. Te tocaré la espalda cuando te hayas girado a mirarme entre la comisura de mis labios adelantados a tu cuerpo prepotente. Que estoy aquí para vivirte a ti, reloj que dejas contar mil segundos del derecho y del revés, en positivo y negativo. Cuentas para descontarme. Que no puedes esperar el ilusorio soplo de viento que te empuje helándote la nuca, que te adelante los pies a taconazos, marioneta estúpida. ¿Quién te incitó a poner pies en polvorosa con mirada maligna y encías sangrantes?

Ven a buscarme en tu espalda, que yo ya estaré haciendo caminar mis pasos sobre esas nubes, varios metros por delante.

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