domingo, 19 de julio de 2015

La que vuelve



La historia de mil días sin principio y sin final entrelazan mil conceptos indescriptibles, casi ininteligibles. Es la enredadera del flujo neuronal más banal que te puedas imaginar convertido en maraña cochambrosa. La aguja en el pajar. Quién te entiende a ti, que empinas mis días hasta que la respiración se me tuerce, que empiedras mi suelo hasta que mis huesos se deshacen en llantos. Quién eres y de dónde vienes con tu olor a sudor de millones de siglos. Quién. De dónde te sacas estos mil quiebros del sentido común para que acabe dibujando una línea que se encuentra con ella misma hasta el infinito. No quieras estropear mi paz vieja conocida. La simpleza del no espabilar, del no despertar, del no amanecer, del no pensar. De dónde vienes con tus trajes color oscuridad hechos jirones que te atan las muñecas y estiran tus neuronas. Quién, con tus complejas razones para abrir mis anhelos de lo que falta o sobra. De dónde, con tus ganas de hundirme la mano en el pecho y apretar mi bomba contra la espalda. Por qué.

¿La paz? La paz es banalizar, la paz es dejarse llevar, la paz es bailar, es volar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario